Poco a poco se van dando pasos, unos acertados y otros no tanto, pero lo cierto es que, si echamos la vista atrás, algo se ha avanzado en el tema desde, por ejemplo, los años 90.
Por aquel entonces, la incorporación de la mujer al mercado laboral ya era un hecho. Incluso esa generación de personas recién salidas del horno de su etapa formativa se atrevía a presentarnos mujeres con estudios universitarios, valientes y con carácter para pelear por hacerse un hueco en puestos masculinizados. No lo tuvieron fácil, y muchas de ellas vieron truncado su acceso sólo por el hecho de ser mujeres y estar próximas a una maternidad que antes o después llegaría.
Vivieron en una época en la que muchos hombres se presentaban en reuniones empoderados y con la razón absoluta, sólo por el hecho de ser hombres. Ya lo dice la cantante Conchita en su canción “No soy yo, eres tú” en una de sus estrofas que reza así: “Aquella reunión con cinco tiburones que me hicieron llorar, aquel gilip- experto en dar la vuelta a la tortilla hasta que tú te sientas mal”.
Poco a poco, es un tipo de persona que ha ido desapareciendo de las empresas, aunque por desgracia, alguno queda. Pero la verdad es que, en la mayoría de las entidades, ya nos encontramos el talento y la valía por encima del género de la persona trabajadora.
Este avance es algo a celebrar, pero no debemos olvidar que nos queda un largo camino por recorrer hasta llegar a la igualdad. Parece que la mayor parte del trabajo está hecho, y no nos engañemos, no es así.
Nos hemos conformado con esas pequeñas píldoras, y centrado en tomarnos la igualdad como algo burocrático, donde nos llenan de leyes y de conceptos, que suenan bien e incluso nos esforzamos en cumplir.
Pero debemos hacer un ejercicio de reflexión. Un plan de igualdad de oportunidades en una empresa nunca puede ser un documento que nos indique y recuerde que utilicemos un lenguaje inclusivo utilizando la letra “E” ya que banaliza cualquier intento de avance.
Un Plan de Igualdad debe incluir medidas que fomenten la igualdad, en ambos sexos. Que la evolución y desarrollo profesional sea un objetivo alcanzable para todas las personas de la organización, sean del sexo que sean. Y para ello hace falta que sea personalizado para cada entidad, porque no hay una igual a otra, aunque correspondan al mismo sector y estén en el mismo entorno local. Nunca podrá ser un documento de corta y pega si el objetivo es avanzar.
Que las medidas incluidas y adoptadas nos encaminen a una mejora y no a cumplir con la legislación. Hagamos entre todos y todas que la Igualdad de oportunidades no sea “un brindis al sol”.
Paula Zabalza Laboral Group Navarra pzabalza@laboralgroup.com - 679 589 443
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